26 de marzo de 2011

Extracto: "El cuento más hermoso del mundo"

-Es lo mejor que he escrito. Leálo
Me lo dejó y retrocedió hacia la ventana.
Gemí, interiormente. No sin razón gemí, porque Charlie, abandonado el largo metro preferido, había ensayado versos más breves, versos con un evidente motivo. Y esto es lo que leí:

The day is most fair, the cheery wind
Halloos behind the hill,
where he bends the wood as seemeth good,
And the sapling to his will!
Riot, o wind; there is that in my blood
That would not have thee still!
She gave me herself, O Earth, O Sky;
Grey sea, she is mine alone!
Let the sullen boulders hear me cry,
and rejoice tho'they be but stone!
Mine! I have won her, O good brown earth,
Make merry! 'Tis hard on Spring;
Make merry; my love is doubly worth
All worship your fields can bring!
Let the hind that tills you feel my mirth
At the early harrowing!

Red cloud od the sunset, tell it abroad
I am Victor. Greet me, O Sun,
Dominant master and absolute lord
Over the soul of one!

-¿Y?- dijo Charlie, mirando sobre mi hombro. Silenciosamente, puso una fotografía sobre el papel.
-¿No es.. no es maravilloso?- murmuró, ruborizado hasta las orejas-. Yo no sabía, yo no sabía... vino como un rayo.
-Sí, vino como un rayo. ¿Eres muy feliz, Charlie?
-¡Dios mío.. ella.. me quiere!

Charlie hablaba y hablaba; yo, separado de él por millares de años, consideraba los principios de las cosas. Ahora comprendí porque los Señores de la Vida y la Muerte cierran tan cuidadosamente las puertas detrás de nosotros. Es para que no recordemos nuestros primeros amores. Si no fuera así, el mundo quedaría despoblado en menos de un siglo.

-Ahora volvamos a la historia de la galera- le dije aprovechando una pausa.
Charlie miró como si le hubieran golpeado.
-¡La galera! ¿Qué galera? ¡Santos cielos, no me embrome! Esto es serio y no sabe hasta que punto.


Grish Chunder tenía razón. Charlie había probado el amor, que mata el recuerdo, y el cuento más hermoso del mundo nunca se escribiría.

                                                                                                                         Rudyard Kipling
Many Inventions (1893)                          

17 de marzo de 2011

El desafío de seguir

Temblaba ante la expectativa de no poder entrar y no poder recuperar lo que ansiaba.. De hecho, jamás me importó más que agarrar todo lo que tenía a mano y poder desaparecer.
Poder evitar la angustia que sufría por ambas cosas.

Le tuve pena. Terrible acto de compasión de no escupirle más verdades. Temblaba a cada segundo, pero una extraña entereza (y el apoyo incondicional de personajes queridos que se sumaron a esta odisea) me hicieron olvidar en un instante a quienes enfrentaba, que hacían ahí y porque estaba sucediendo todo aquello..

Era una autómata. Me desconocía. Me apuraba de escapar de sus palabras.. Me molestaba tener contacto alguno, evitaba mirarle a los ojos..

Tomé todo lo necesario, olvidando quizás otras que podrían haber sido más importantes. No logré despedirme. Escuchaba llantos y palabras hirientes. Pero ya no me importaba.
Estaba fuera después de idas y vueltas. No podía volver a entrar. No debía.

Estaba dejando atrás toda una etapa, todos mis recuerdos, libros, alegrías, tristezas..
Gente a la que amé y seguiré amando en silencio más allá de todo. Inevitable.

Pero hay que seguir. Un horizonte extraño se abrió ante mi hoy. Uno con olor a esperanza. Con nuevos desafíos. Complicado porque quizás falten ciertas personas, pero alguna vez todo volverá a su sitio, y comprenderán la verdad que ellos no desean ver..

Me despedí de mi barrio, rompiendo en lágrimas.

Logré sentir dolor por un segundo.. Y temblé. 

Temblé al cerrar la puerta.

11 de marzo de 2011

Time out.

Ahí estaba yo.. Esperando después de tanto tiempo en la entrada de un edificio que puede ser digno de ser analizado. Poco me importaba. La ansiedad no me dejaba pensar. Los nervios me nublaban la vista.


Seguía inmersa en un sueño hermoso. De esos que no deseas que jamás te despierten.
Pero seguía ahí. Viendo como el tiempo corría..


¿Era parte de un sueño?


La ansiada respuesta, los más sinceros mails de ambas partes, las lágrimas, los recuerdos, los mensajes.
Todo.
Y esperar cierta cantidad de días que se tornaron interminables, que el insomnio se apoderara de vos.
No había otro tema de conversación que el del reencuentro/reconciliación.


Asumo que tuve ganas de correr, de hacerles notar de esa manera que estaban jugando conmigo, que simplemente me estaban probando.
No podía tolerar otra burla del Universo.


Pero no.


Él salió de aquel edificio y realmente se dirigía hacia mi. Todo lo que mi cabeza estaba maquinando anteriormente se esfumó en segundos. Simplemente verlo me hizo creer que el tiempo no había transcurrido, que era otro sueño en el que me involucraron violentamente, una pesadilla que duró meses..


Aunque de éste último había despertado en el instante que lo vi, para formar parte de aquel otro que es sencillamente perfecto..


..y donde incluso podría asegurar que no estoy realmente dormida. Que lo estoy viviendo.








Time is absolutely relative. Trust me.

6 de marzo de 2011

Vientos de cambio.

Aquí estoy; sentada en otro mundo. Ajeno al mío temporalmente. Experimentando lo que tal vez sea permanente.

Experimentar la libertad será el tópico de mis días. Hasta que me acostumbre. Costumbre.. Que palabra.

Soñaba que me reconciliaba con ellos. Me pedían perdón. Pero al despertar, sentía la daga clavándome con fuerza.
Una falsa ilusión, una especie de llamada para que decline y vuelva a mi hogar.


Puede soñar drástico, pero soy bastante indecisa. Ellos lo saben.
Creyeron que volvería tan pronto como me fui.


Pero no lo hice.

Siento que puedo manejar mi libertad, que la burbuja no necesariamente la consolidan ellos, sino yo misma.
"Un pequeño paso, generan grandes resultados". Puede ser.


Avancé. Aunque desconozco el futuro. Y lo temo de a ratos.
Pero ellos seguirán viviendo en mi corazón. Porque es inevitable ser indiferente con quienes me vieron crecer..


..De todos modos, era hora de volar. Por las malas.

Pero volar al fin.

1 de marzo de 2011

Diario de viaje: Uruguay.

Parte II
El camino al este era más corto (iba a decir croto, pero al menos pude dormir) y ustedes pueden preguntarse que vi durante el camino. Colores. Colores vivos, maravillosos, pero eran tan nítidos que incluso te enceguecían.

Así llegamos a Maldonado, donde allí si se respira paz. Sí, eso es posible. Y por segunda vez en mi vida vi el mar. Implacable, silencioso y lleno de secretos que sólo comparte con aquellos que no lo temen. Pero aún faltaba un poco para llegar a la parada final: Punta del Este. Dicen que esta ciudad es sinónimo de glamour y frivolidad. Error. Es un lugar más, pero con una magia especial, que te atrapa y no desea soltarte. Y no tiene nada que ver con creaciones humanas, sino con su Naturaleza.
El Sol está en su punto máximo. Las valijas están desordenadas. Me siento tremendamente cansada. No importa. Descansar bajo una palmera enfrentándote al mar, es algo inexplicable. Una experiencia que te lleva a replantear tu existencia misma.
Corremos por alcanzar las olas. Pero ellas se escapan. Tengo escalofríos. Pero escucho una voz tan dulce, que hace que deje de temblar. Me retiro con una sonrisa a esperar al atardecer.  
La noche cae rápido. En el hostel hay olor a fiesta.  Recibo mensajes inesperados. Otros se olvidan de mi, prácticamente… Todo se ahoga con un baño, cuyas cortinas muestran un mapamundi a escala, con las Malvinas que no son argentinas. Una carcajada, después de la introspección.
Ellos están de fiesta. Los demás integrantes de nuestro cuarto  y los del hostel. Gritan, cantan y revolean cosas. Afuera todo es hermoso, oscuro y silencioso. Abren la puerta… El esquema se rompe con sus voces extrañas, pero amigables. “Borrachos simpáticos”- diría mi amiga, que no entendía nada. “I love Buenos Aires. Really love it” – diría uno de los australianos. Ellos me cuentan de su país. Afuera todo seguía igual.

Amanece. Sueño atrasado. Resaca. Todos duermen hasta tarde. Nosotras nos escapamos. Repetimos la rutina. Nos olvidamos de las excursiones y demases. Nuestras mentes estaban fuera de órbita. Caminar por las rocas era lo único que te devolvía a la realidad.
La tarde avanza. Se acaban las horas. El tiempo no para. ¿Cuándo lo hizo? Mi mente comenzó a recordar. Las palabras se fundían en colores.
-          Everything’s ok?
-          Yeah, why?
-          You seem unhappy.
-          Just.. I remembered something..
-          Come with me, and try to smile for me.
Me baja suavemente de la ventana. Me agarra de las manos y empieza a darme vueltas. Dice cosas inentendibles. . Pero en ese instante vi a otra persona. A él. Al verdadero… El olor a alcohol me recuerda que no era el que yo pensaba. Vuelvo. Insiste a que bailemos. Me niego. Le recomiendo que duerma e intento escapar silenciosamente. Siento pena. Siento que me observan.
La noche llega violentamente. Me olvido de mi abrigo, en mi intento de escapar del cuarto del descontrol (Créanme que jamás odie ser tan sociable como esos días). Lo soporto. Recorrer el museo más desordenado que haya visto jamás, y una feria llena de objetos similares a los de San Telmo, me trae nostalgia. Me estaba despidiendo de esa ciudad llena de cosas inverosímiles, pero que te incitaban a hablar de cosas totalmente diferentes. Ajenas a la realidad.
No podía volver  al cuarto y mucho menos dormir. Pero el si lo hacía plácidamente. Los otros también. No había fiesta. Sólo dos mujeres que puteaban en español contra el desorden. Nadie nos entendía.  
Esperar en un banco enfrente al mar a las 4 de la mañana, puede ser una idea desopilante, pero interesante. Lloramos. Le contamos más secretos al mar. Los jóvenes se reían de nuestras anécdotas. Nosotras llorábamos y reíamos. No queríamos volver. ¿Es posible largar todo y dejarse llevar por ese ritmo de vida tan calmo? No lo sé. Pero la idea martilló nuestras cabezas por un rato.
La ciudad se despedía con lluvia. Tan suave como imperceptible.. En una terminal vacía y oscura, un cartel que anunciaba ‘Colonia’ nos marcaba el regreso. Quejarse era imposible, ya que nadie escucharía. Solo el mar, que nos espera. Porque sabe que volveremos. Pronto.


Cierro la puerta del dormitorio sintiendo una extraña lástima, pero antes simplemente digo:
-See ya in another life, brother.

Sonrío.
Buenos Aires me espera nuevamente…