30 de mayo de 2014

Pasatiempo.



No puedo dejar de ver la ciudad, pero esta vez la veo de una forma distinta.
Veo sus edificios tan impolutos, perfectos, inmunes a todo.
Se ven tan impenetrables con su dureza morfológica y material… 

Y yo aquí, sentada contemplándolos sin poder razonar, sin querer sentir.
Absorta por el dolor de la vida, por la desazón producto del rechazo. 

¿Cómo hacen para estar bien en soledad? ¿Cómo hacen para perderse entre la multitud sin pasarla mal?
Y yo aquí, sufriendo porque no sé enfrentar el fracaso, porque me da miedo amigarme con la soledad.

Los veo y los envidio. Quizás debería imitarlos.
Pero ahora ni ellos pueden salvarme de ese dolor.

Me alejo.
Recibo un hermoso mensaje.
Es alguien que me dice que va a estar todo bien.
Los edificios siguen ahí, estoicos, ignorándome.

¿Será que querré imitarlos?

Me sigo alejando esbozando una sonrisa.

28 de mayo de 2014

El grupo de los 6.


Por fin se conocían... 
Eran 6. 
Ninguno sabía de a existencia del otro, pero allí estaban, contemplando un féretro que rezaba nombre de mujer. 
Hacía un día maravilloso, pero allí estaban. 
Todos juntos. 
No sabemos quien los presentó como sabiendo con exactitud los nombres y las ocupaciones de cada uno. Ninguno entendía nada, pero no dejaban de escudriñarse tratando de ver que tenía cada uno, que los hacía superior y que los hacía inferior.
Uno de ellos tomó la iniciativa y extendió su mano. Se presentó como el segundo
Los otros dudaron por un segundo y se fueron presentando cada uno por números. 
La ceremonia estaba concluyendo y casi todos se estaban yendo, menos ellos. 
Querían conocerse. 

Y conocerla.

Empezaron de a uno a contar sus miserias, sus viviencias, alegrías y algún que otro recuerdo morboso. Ninguno lloraba. 
Dos de ellos reían como estúpidos, dos ironizaban y uno se perdía en el silencio del lugar.
Se dieron cuenta que además de compartir a una mujer, compartían cosas particulares... 
Pasaron horas y aún seguían allí alrededor de lo que hoy era ya solo un recuerdo.

Todos comprendieron porque estaban allí. 
Que fueron. Y el porque. 
No se odiaban.
Los hombres son incapaces de odiarse entre ellos. 
Siempre encuentran la forma de aceptarse y adaptarse al medio. 

Se fueron despidiendo con la promesa de volver a juntarse para recordarla o más bien, para ver hasta que punto ella fue capaz de lastimarlos. 


Porque eso los unía... 
El dolor en todos sus matices. 

Por eso eran tan especiales. 
Porque eran solo ellos 6.   

14 de mayo de 2014

Canción a diseñar.

No hay melodía más bella que escuchar tu voz,
Perderme en la perfección  de tu sonoridad.
Para luego encontrarte en nuevas armonías que solo el viento se las llevará.

Líneas absurdas se conjugan con tus sombras,
Yo solo quiero dibujarte un poco más
Pero vos preferís... ¿Qué preferís?

Respeto cada silencio propuesto,
pero dejame cruzar la línea del horizonte para así alcanzarte.

Más que un hit, vas a quedarte impreso en los libros de historia.

Quedate y diseñemos un rato.