30 de mayo de 2014

Pasatiempo.



No puedo dejar de ver la ciudad, pero esta vez la veo de una forma distinta.
Veo sus edificios tan impolutos, perfectos, inmunes a todo.
Se ven tan impenetrables con su dureza morfológica y material… 

Y yo aquí, sentada contemplándolos sin poder razonar, sin querer sentir.
Absorta por el dolor de la vida, por la desazón producto del rechazo. 

¿Cómo hacen para estar bien en soledad? ¿Cómo hacen para perderse entre la multitud sin pasarla mal?
Y yo aquí, sufriendo porque no sé enfrentar el fracaso, porque me da miedo amigarme con la soledad.

Los veo y los envidio. Quizás debería imitarlos.
Pero ahora ni ellos pueden salvarme de ese dolor.

Me alejo.
Recibo un hermoso mensaje.
Es alguien que me dice que va a estar todo bien.
Los edificios siguen ahí, estoicos, ignorándome.

¿Será que querré imitarlos?

Me sigo alejando esbozando una sonrisa.

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