Hace un tiempo confesé que estaba viviendo de turista. Admiti que podia gustarme pero no entendía porque.
Tiempo después deje de ser una simple turista para transformarme en una habitante más. Una habitante en un sitio turístico que sigue sin ser mio.
Se que tengo otro lugar a donde creo pertenecer. Pertenecer es una acepción, porque se que no me gusta sitiarme en ningún lugar.
¿Entonces a donde iré a vagar? Debo encontrar mi sitio, profesa una canción, una especie de himno a la libertad. Esa libertad que todavía no puedo encontrar.
Lo único que puedo asegurar es que no quiero volver. No puedo.
Allí es donde soy la verdadera turista.
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Voces imaginarias